• 26 de Abril

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El lunes 11 de enero se anuncia que la comuna de Puerto Varas retrocede a fase 1. Le llaman retroceso, pero para la comuna es primera vez que le toca vivir esta situación. Esta es una decisión difícil. Una decisión que jode. Impacta a la salud, física y mental, también impacta a la economía, de una manera brutal. La elástica tensión entre libertad individual y seguridad pública se estira y se estrecha como un latigazo. Cuesta entender, cuesta aceptar. Los permisos de vacaciones ahora parecen una anécdota de mal gusto para la capital del turismo del sur de Chile.

Como suele ser ante todo problema grave, las primeras reacciones corren buscando culpables. El manejo de la pandemia, el control sobre los visitantes, la ausencia de restricciones en otras comunas, la falta de cordones sanitarios, y así. Ni una respuesta hace la diferencia. Ni siquiera sirve cuestionar las cifras y la manera en que se elaboran. Nada cambia la realidad. Estamos en el peor momento de la crisis y en el peor momento del año, justo en verano.

La contención de la movilidad parece ser la receta hasta que se masifique la vacunación, proceso que avanza lento. El llamado autocuidado es determinante, pero no suficiente. Controlar la movilidad con cordones sanitarios, toques de queda y restricciones a los servicios, comanda la emergencia en buena parte del mundo. Las consecuencias son terribles.

Todo el encadenamiento productivo del turismo se ve afectado. Restaurantes, servicios turísticos, cabañas, hoteles, artesanías, arriendo de autos y mucho más, se restringen a un punto crítico. La salud también se impacta, tanto física como mental. No es fácil sobrellevar la incertidumbre, la soledad, la pérdida de un ser querido. A veces no es fácil la convivencia entre con quienes se debe padecer la cuarentena. A veces tampoco es seguro. No siempre están las mejores condiciones y las restricciones siguen ahí.

Considerando, es tiempo de solidaridad, de unión, de coordinación y de planificación. Muchas personas van a necesitar ayuda, tanto económica como de salud, física y mental. No puede volver a pasar lo que pasó con las cajas de comida que esperaban en una bodega privada sin que nadie supiera. No puede volver a pasar que la necesidad de las personas sea objeto para hacer campaña política de manera individual. No es tiempo de héroes, es tiempo de unión, más allá de las diferencias. Quienes no sepan coordinarse, independiente de cuanto hagan de manera individual, fracasan en este desafío. Los esfuerzos se deben conducir con sentido estratégico de coordinación, trazabilidad y efectividad. Siempre buscando cómo aprovechar al máximo cada esfuerzo. Esto es elemental. Esta es una emergencia.

El alcalde, los concejales, el gobierno regional en conjunto, la sociedad civil organizada, deben ofrecer a la comuna de Puerto Varas un plan integral de contención de los estragos de esta cuarentena. Coordinar un trabajo conjunto en serio. Establecer canales claros de participación. Trabajar en equipo. Unirse. No más declaraciones por la prensa en que unos le tiran tierra a los otros, mientras cada uno hace lo que cree más conveniente y/o lo que más le conviene. Las explicaciones del por qué no se hacen las cosas de manera coordinada no son suficientes y no sirven.

Es fácil ante una noticia dura, como la anunciada el lunes, salir corriendo a disparar culpas en un video por redes sociales. Es fácil decir que está todo mal pensado. Es fácil decir que con los demás no se puede trabajar y renunciar al esfuerzo de intentarlo. Es fácil judicializar los problemas con recursos públicos. Pero no sirve de nada. Si en la emergencia las autoridades del país, comunales, regionales, a nivel nacional, no se ponen de acuerdo, la crisis será peor. No es tiempo para perder más tiempo.