• 18 de Abril

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Nosotros y nosotras. La gente. Los vecinos. ¿Quiénes somos nosotros y nosotras? En el relato político es muy común escuchar estas palabras. Pero, en nombre de todos y todas se dicen muchas cosas. Entre las cosas que se dicen y quienes lo dicen, hay profundas diferencias. Eso de que otros hablen por uno es una cosa bien delicada.

Durante los últimos días partió el proceso de captación de firmas para las distintas elecciones. Un proceso anacrónico que obliga a enfrentar la congestión de las dos notarías que hay en la comuna.

En ese marco, candidatos, partidos políticos, movimientos sociales, simpatizantes, usan las palabras todos, juntos, nosotros y nosotras, tenemos que, hay que, los vecinos, ciudadanos y ciudadanas, para crear un efecto embudo en que se atribuyen la representación y así poder dirigir la épica del discurso hacia un plan específico y de un sector específico.

Para lograr efectividad el discurso adhiere a temáticas con un denominador común. La mayoría de los vecinos de Puerto Varas quiere una vida sin contaminación, una comuna amable y bien pensada, mejor seguridad, trabajo y más cultura. Tal como fue el caso en la elección municipal del año 2016, los siete candidatos que se postularon para el cargo de alcalde también defendían estas intenciones. Lo importante es agregar: ¿Cuál es el plan? ¿Cuál es la visión a largo plazo? ¿Cómo se cumplen esos objetivos? Las buenas intenciones las tienen todos, lo que hace la diferencia es la manera de convertirlas en realidad.

Considerando el contexto en que vive el país en el marco del proceso constituyente, es clave que la elección municipal y sus campañas políticas sepan consolidar una forma de comunicar que sea profunda y real. No puede ser sólo un concurso de popularidad. Se necesitan buenos candidatos y candidatas, que aporten más al debate político que a la publicidad política.

Esta actitud también pasa por evitar la recurrente falacia de los distintos sectores políticos: Lo que es bueno para mi es bueno para todos, porque quiero lo mejor para todos. La ceguera se produce por convicción, mientras la humildad se pierde en el olvido.  Esta autonomía por lo general no es exclusiva del candidato o candidata, sino que sectorial, entre quienes construyen los bloques de confianza, tanto de equipo de campaña como de potencial gobierno, compartiendo temáticas como el Puerto Varas que necesitamos y temáticas como los nombres a repartir para los distintos cargos en un pretendido futuro gobierno municipal.

Esta elección recién empieza y queda mucho. Quienes se sientan ganadores porque tienen más anuncios pagados en Facebook, o más horas de infomerciales en la radio, se equivocan. Los videos en redes sociales con mensajes bonitos, que parecen lecturas de tarjetas de navidad, no reemplazan el debate serio en base a propuestas concretas.

Si las campañas políticas no respetan las diferencias que le dan sentido a su razón de ser, se produce una fría polarización en que las diferentes miradas sobre los mismos propósitos son tratadas con injusta indiferencia. Con esa disposición, toda la propuesta que subyace la elección, el sentido de la democracia, la representación, se pierde entre la carrera por el poder y la fría calculadora.

Detrás de las palabras que proclaman en nombre de todas y todos, nosotros y nosotras, vecinos y vecinas, hay diferencias no resueltas. La elección municipal está abierta y recién empieza. Nosotros y nosotras no son palabras tan fáciles de usar. La humildad convoca el respeto necesario para el desafío de una campaña electoral que pide mucho más que palabras bonitas con olor a cocina.

 

Por: Pablo Hübner