Al conmemorar este 20 de agosto el aniversario N° 244 del natalicio del Libertador General Bernardo O’Higgins Riquelme, Director Supremo de Chile, General del Ejército de la Gran Colombia, Brigadier de las Provincias Unidas del Río de la Plata y Gran Mariscal del Perú, volvemos a revisar su legado, que sin lugar a dudas ha trascendido a través del tiempo. Su visión, tanto en la apreciación de la realidad inmediata, como en su proyección futura, fue lo que más destacó a O’Higgins entre sus contemporáneos. Es allí donde emerge su real y trascendente figura.
Su legado, extenso y decisivo, abarcó áreas tan diversas como la política internacional, la defensa, la educación, la salubridad pública, la agricultura, la administración de justicia, la industria y el comercio, entre muchas otras.
O’Higgins contribuyó de manera directa a la unión del país. A partir de su profunda conciencia geopolítica, visualizó la necesidad de consolidar nuestras fronteras, de incorporar nuestra zona austral al desarrollo nacional, haciendo efectiva la presencia en el Estrecho de Magallanes, acción que se materializó algunos años más tarde, durante el gobierno del General Manuel Bulnes, estableciendo las bases para nuestra actual soberanía y proyección sobre el Territorio Chileno Antártico, situación reconocida y validada en la actualidad por el Tratado Antártico, del cual Chile forma parte desde su firma en 1959 y posterior entrada en vigor en 1961.
De igual forma, dio claras muestras de su intención de lograr la unidad del pueblo chileno, con la abolición durante su gobierno de los mayorazgos, los títulos nobiliarios y la venta de cargos públicos, junto a otra serie de medidas que pusieron término a odiosas diferencias y artificiales divisiones de nuestra sociedad, provenientes del tiempo de la Colonia, privilegiando el concepto del mérito, en cuanto reconocimiento al talento, a la capacidad para el trabajo o para la creación, al conocimiento, a la inteligencia y al ingenio.
En otra arista, O’Higgins nos entregó una identidad como chilenos, al establecer los símbolos patrios, como el Escudo de Transición y la actual Bandera e Himno Nacional; siendo instituida, además, la nacionalidad chilena y la “denominación de chilenos”, mediante decreto de fecha 03JUN1818.
“Firmó el acta y el Manifiesto de la Independencia de Chile, del 1 de enero de 1818, como Director Supremo del Estado. Como tal, firmó el Proyecto de Constitución Provisoria para el Estado de Chile de 1818, publicado en 10 agosto de 1818, sancionado y jurado solemnemente el 23 de octubre del mismo año. Como Director Supremo, firmó la Constitución Política del Estrado de Chile de 1822, sancionada y promulgada en 30 de octubre de 1822” (www.bcn.cl)
El Libertador General Bernardo O’Higgins Riquelme, guió el camino en pos de la UNIDAD NACIONAL, desde cualquiera de las perspectivas antes analizadas. A 244 años de su nacimiento, podemos asegurar que el legado de O’Higgins es único y transcendental, debiendo ser reconocido por las generaciones actuales y futuras como lo que efectivamente fue y seguirá siendo, nuestro Padre de la Patria, y como tal, una figura en torno a la cual, Chile y los chilenos debemos unirnos en pos de lograr nuestros objetivos y alcanzar el ansiado bien común.
Coronel Gerardo Weisser Matzner
Comandante del Regimiento N°12 “Sangra”
