En el contexto actual de desafíos ambientales, la gestión sostenible de los recursos hídricos emerge como una prioridad crucial, especialmente en regiones como Los Ríos, donde el equilibrio ecológico de lagos como Panguipulli y Ranco es esencial para el bienestar de la comunidad y la biodiversidad local.
Durante más de dos décadas, Chile ha invertido significativamente en infraestructura sanitaria y sistemas de alcantarillado, transformando la gestión de aguas residuales y mejorando la calidad del agua devuelta a nuestros ecosistemas naturales. Este progreso incluye la implementación de Planes de Reforzamiento de Infraestructura Sanitaria, que han reducido las descargas de emergencia y mejorado la eficiencia operativa en distintas regiones del sur.
Un ejemplo de ello son los Estanques de Tormenta, instalados por la empresa Suralis, que han evitado que 53 millones de litros de aguas mixtas lleguen al Lago Panguipulli - equivalente al agua potable que consumen en 30 días las familias de la ciudad - durante el primer semestre del 2024, además de la reciente entrega de más de 11 mil factibilidades para proyectos de vivienda.
No obstante, persisten desafíos como la entrada irregular de aguas lluvias a los sistemas de alcantarillado, exacerbada por problemas de drenaje y urbanización inadecuada. Es fundamental avanzar hacia prácticas urbanísticas que integren sistemas modernos y sostenibles de gestión de aguas lluvias, separando eficazmente las redes de alcantarillado y promoviendo el diseño de infraestructuras que minimicen el impacto ambiental.
El compromiso de la comunidad es igualmente crucial. Adoptar prácticas responsables, como desconectar las bajadas de aguas lluvias del alcantarillado y evitar acciones que comprometan la infraestructura durante inundaciones, es esencial para mitigar los efectos adversos sobre nuestros recursos hídricos.
Y finalmente este es también un llamado a asignar de manera estratégica los recursos públicos para desarrollar soluciones innovadoras y sostenibles en la gestión de aguas lluvias. Esto no solo fortalecerá la resiliencia urbana ante el cambio climático, sino que también protegerá la belleza natural de nuestros lagos y ríos para las futuras generaciones. Es hora de pensar fuera de la caja y con visión de futuro en infraestructuras modernas y sustentables que complementen los sistemas de tratamiento sanitario existentes.