El “Alcaide” de Puerto Varas (del árabe al-caid, administrador de tropas, y custodio de castillos) ha perpetrado una aberración jurídica al imponer un recurso de protección para evitar el descongelamiento de las zonas declaradas con postergación de permisos, de acuerdo a lo expresado por el art 117 de la Ley General de Urbanismo y Construcción.
Este recurso fue aceptado por la Corte Regional, en abierta contradicción con la Ley y Ordenanza General, generando una incertidumbre y judicialización que se ha vuelto la tónica en el último tiempo.
Nadie niega que esta ciudad lacustre necesita un Plan Regulador que ordene un área urbana colapsada por el crecimiento inorgánico y no planificado, pero estos malabares judiciales solo terminarán por extender aún más la aplicación del anhelado Plan Regulador, colapsando aun más nuestra linda ciudad con vista a la caca.
Pero la culpa no la tiene solo el Alcaide, la gente que emigra a la ciudad de las flores, en busca de una mejor calidad de vida, las demonizadas empresas inmobiliarias, de los hoteleros que sacan cada vez mas cuentas alegres, sino principalmente del Ministerio de Vivienda que hace tiempo ha perdido su rumbo, dedicándose solo a la construcción de soluciones habitacionales centripetas y egoticas, y olvidando que el desarrollo económico social y cultural de la región se encuentra en un punto bisagra, en que la planificación territorial es gravitante en el futuro desarrollo armónico de la Conurbación Puerto Montt-Frutillar que se nos acerca a pasos agigantados.
No es posible que el Plan Intercomunal que agrupa las localidades desde Frutillar a Panitao, incluyendo la cuenca del Llanquihue, se encuentre en una etapa larvaria.
No es posible que los Planes Reguladores de Puerto Montt, Puerto Varas y Llanquihue , no dialoguen entre ellos, teniendo la capacidad técnica y la voluntad de hacerlo por parte de los equipos municipales.
No es posible que la planificación territorial no haga dialogar a los principales actores del desarrollo, creando una sana participación público privada.
No es posible que el ministerio no golpee la mesa, y deje atrás las incertezas jurídicas. Y ponga atajo a la execración de la normativa y legislación por mentes calenturientas..
No es posible que tener una autorización municipal o permiso ambiental no es garantía de inversión segura.
Estos años son críticos en nuestro desarrollo regional, para regular nuestro ámbito de desarrollo territorial, y no caer en las esquizofrenias de urbes sobrepasadas, como por ejemplo Con Con, o los Guettos Verticales...
Cuidemos nuestra institucionalidad a raja tabla, para que nuestro desarrollo sea armónico y sustentable, respetuoso y empático con nuestro paisaje, para que nuestra preciosa región esquina con vista al mar, salpicada de las húmedas pupilas de la ñuke mapu que siempre nos avizoran, la cuidemos para que nuestra madre tierra se sienta orgullosa de su simiente...
José Francisco Troncoso Robles
ARQUITECTO U de Chile ICA 5176