• 25 de Enero

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Adiós a nuestro eterno maquinista Juan Carlos Klenner

Por Fredy Schwerter Irribarra

Director Sexta Compañía “Puerto Chico”

Cuerpo de Bomberos de Puerto Varas


Mis primeros recuerdos de niño sobre los bomberos están necesariamente ligados a la figura de Juan Carlos Klenner pues vivíamos en el mismo barrio, a pocas cuadras del cuartel de la Sexta.

Cada vez que la sirena de incendio sonaba angustiosamente en medio de la noche, sentía como el auto de mi vecino rugía inmediatamente y partía presurosamente al cuartel con tal velocidad que mi imaginación de niño se desbordaba imaginando aquel duelo contra el fuego y la muerte en que el chirrido de sus neumáticos parecía ganarle la carrera al tiempo.

Años después, ya cumplidos los 16, ingresé también a la Sexta Compañía, donde mi vecino se destacaba manejando los carros con mucha destreza y velocidad. A esa edad donde la adrenalina siempre tiene gusto a poco, a los bomberos de mi generación nos daba gran emoción verlo llegar a toda velocidad al cuartel a “sacar el carro” pues la aventura comenzaría no en la emergencia misma sino camino a ella.  De alguna u otra manera sentíamos que sus pulsaciones estaban sincronizadas con el rugido del motor de nuestros carros.

Siempre nos intrigó su contagiosa pasión por las máquinas y su amor por los fierros, pues siendo el fundador más joven de nuestra Compañía, permanentemente desempeñó el cargo de Maquinista, función en la que formó a varios de nuestros actuales conductores. En cada emergencia, en cada ejercicio y en cada desfile, él siempre iba en el asiento del conductor.

También, a nivel de Cuerpo de Bomberos, desempeño por muchos años el cargo de Inspector General de Máquinas, obligación que ejerció con verdadera vocación, poniéndose siempre a disposición de todas las Compañías de Puerto Varas, donde dejó una verdadera huella de servicio y amistad.

Aquella fría y oscura noche del 1 de diciembre, tan Inesperada como las emergencias a las que concurrimos, así recibimos la ingrata noticia sobre la partida de nuestro querido fundador, entusiasta bombero y destacado maquinista, dejando un profundo dolor en nuestras filas.

Con su partida se congeló de alguna manera el tiempo en nuestra Compañía pues al detenerse su pulso, dejaron también de rugir los motores de nuestras máquinas.

Sin duda hoy corre libremente por aquellas desconocidas rutas, en una súbita carrera hacia nuestro cuartel celestial, donde lo esperan uniformados para tripular los once sextinos que le antecedieron, y que lo acompañarán en aquel último carro que lo llevará por fin al descanso eterno.