Las recomendaciones y la labor preventiva son fundamentales para evitar más casos de virus Hanta. Sin embargo, entender la lógica del contagio, el mecanismo de transmisión, los indicios de la infección y las características del virus y cómo opera en nuestro organismo, también contribuyen en la preparación para enfrentar esta enfermedad en la temporada estival.
Convivimos con el Hantavirus desde mediados de los años 90, cuando se detectaron los primeros casos transmitidos por el denominado ratón colilargo. Sin embargo, existe una veintena de variantes del virus que está presente en distintos países del mundo. En el caso de Chile, se le denomina Andes virus y es el único hantavirus, donde se ha detectado la transmisión de persona a persona, pero son casos muy aislados.
Andrea Rivas, viróloga y académica de la carrera de Bioquímica de la U. San Sebastián (USS) dice que “lo que define a las distintas variantes del virus Hanta son los serotipos que tienen que ver con la forma en cómo uno responde a una infección y los anticuerpos que genera. Eso hace que la enfermedad se manifieste de manera diferente en distintas partes del mundo. En nuestro país hablamos del virus Andes, al igual que en Argentina y Brasil y se caracteriza por el síndrome Cardio pulmonar que produce”.
El foco de contagio con esta enfermedad es el ratón colilargo y el ingreso del virus al organismo se produce por la inhalación de polvo contaminado con las heces y orina de los ratones infectados.
Durante el 2016, los casos de Hantavirus fueron poco más de 50. Mientras que en 2017, 80 contagios y una veintena de víctimas fatales, entre ellas una menor de 12 años en Valdivia.
Por eso, si no se reconoce el virus y su acción, como tampoco la forma en que el vector propicia el contagio, es muy difícil reducir los factores de riesgo para la población.
La docente de la USS señala que “el contagio con el virus se produce a través de la inhalación de todos los fluidos del ratón colilargo que están en el ambiente, pero el agente transmisor no se enferma, aunque está con una viremia muy alta y está eliminando virus constantemente”.
Asimismo, plantea que “la posibilidad de contagio persona a persona existe, pero es cuando al enfermo está con la viremia muy alta y lo único que se ha logrado detectar es contagio a la pareja, probablemente por fluidos corporales, pero no por vía respiratoria”.
Pensando en el tema del hábitat de este roedor en las zonas rurales e incluso semi-urbanas, la preocupación es mayor para esta temporada. Esto, debido a las altas temperaturas y la eventual ocurrencia de incendios forestales, que obliguen al ratón colilargo a abandonar los bosques y matorrales y buscar nuevos espacios para su refugio y alimentación.
En este sentido, la académica precisa que esta “infección se propaga por vapores e ingresa por la vía aérea al organismo, por lo que al llegar a algún lugar cerrado dónde pudo haber estado el ratón colilargo, es necesario usar una mascarilla y abrir las puertas y ventanas para poder ventilar y que ingrese la luz, porque son los rayos UV, los que matan a este virus (que es termo sensible a 37 grados). Además, se inactiva a través del uso de cloro, desinfectantes y otros productos químicos”.
Se han seguido diversas estrategias para enfrentar este virus principalmente orientadas a la prevención con medidas de higiene ambiental y recomendaciones de limpieza, algo que hasta ahora no se han generado vacunas eficaces contra la enfermedad.
Sin embargo, este año se comenzó a aplicar un suero híper inmune contra el virus en el Centro de Sangre de Concepción y ya ha sido suministrado a algunos pacientes junto con el tratamiento tradicional, para disminuir los casos fatales.
Este suero se obtuvo a partir de los anticuerpos generados por personas que sobrevivieron al Hantavirus, para que no se replique masivamente en el organismo de otros pacientes.
Rivas explica que “lo que se está haciendo ahora es usar un suero híper inmune con los pacientes que sobrevivieron. Este corresponde al plasma que es la parte que no tiene células de la sangre y donde están concentrados los anticuerpos que se les inyectan a los enfermos. Eso ha ayudado a tener un mejor pronóstico y reducir la mortalidad. El problema de los sueros es que se acaban, porque se requiere de una persona infectada que haya superado la enfermedad para poder sintetizarlo”. Por tanto es necesario ampliar conocimiento acerca del virus y de la respuesta inmune que se genera contra él, para que los investigadores puedan generar tratamientos preventivos y profilácticas que sean más prácticos y de menores costos”.