En nuestro país, tres de cada cuatro donantes de sangre lo hacen para reponer la que fue trasfundida a un familiar o amigo. El resto corresponde a los denominados donantes altruistas, es decir, quienes no están relacionados con el paciente.
Conseguir esta donación voluntaria y periódica es lo más difícil y por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó como meta una tasa de 50%, de aquí al 2020 para la mitad de los países del mundo. En el caso de Chile, la tasa de donantes es de 17 por mil habitantes, de acuerdo con cifras del Ministerio de Salud.
Pero es insuficiente. Sólo en la Región Metropolitana se necesitan más de 300 donantes diarios para abastecer a los hospitales públicos de la zona.
Jessica Rivera, académica de la carrera de Tecnología Médica de la U. San Sebastián dice que “si todos los que potencialmente podemos donar sangre, lo hiciéramos una vez al año, estarían cubiertas las necesidades de nuestro sistema de salud”.
Mitos y creencias
Por eso, la docente señala que es importante descartar ciertas creencias erradas o mitos entorno a la donación de sangre para lograr mejores resultados en las campañas todos los años.
Uno de ellos tiene que ver con la seguridad del proceso de donación. Rivera recalca que no se corre ningún riesgo de contraer alguna enfermedad, porque el material que se utiliza (jeringas y agujas), son estériles y desechables.
Por otro lado, la sangre extraída “se somete a exámenes de tamizaje serológico, para ver si presenta algún microorganismo que eventualmente pudiera contagiarse a través de una transfusión. Si el resultado es positivo, esa sangre no se utiliza y se desecha”, explica la profesional.
En cuanto a la detección de una enfermedad en un donante, la tecnóloga médica explica que “cada patología tiene un período de ventana y eso es cuando no se puede descubrir la presencia de una enfermedad, porque la cantidad de virus que hay en la sangre es insuficiente para detectarla. Sin embargo, estos períodos de restricción (ventana) se han ido acortando por el avance de las técnicas de análisis que hoy son mucho más sensibles para la detección de microorganismos”.
Respecto a si las personas tatuadas, la profesional señala el Ministerio de Salud lo autoriza, con la condición que tienen que haber transcurrido ocho meses desde que se realizó esa intervención. “La preocupación tiene que ver con el riesgo del pinchazo y la transmisión de alguna enfermedad por esa vía”.
En cuanto al uso de la sangre, la académica indica que hay que distinguir entre los hemocomponentes: que corresponden a la sangre total, concentrado de glóbulos rojos, plasma, plaquetas, leucocitos y que sirven para el proceso de transfusión de los hemoderivados: que son estos elementos sometidos a un proceso farmacéutico para generar proteínas como la albumina y distintos factores de la coagulación.
Tipos de donantes
Rivera también dice que es errado pensar que la sangre es sólo para emergencias. En ese sentido detalla, que existe un “donante autólogo, que es cuando se dona para sí mismo. Por ejemplo, cuando me voy a someter a una cirugía programada de cadera, me sacan sangre, para ser trasfundida durante la operación”.
Luego está el donante de reposición que “da sangre para un familiar o amigo y finalmente el denominado altruista, que no lo hace por una persona en particular, y que en el caso de los hombres puede serlo cuatro veces al año y las mujeres en tres ocasiones”.
¿Dónde va la sangre?
Actualmente la estructura de funcionamiento de los bancos de sangre se divide de la siguiente manera: “bancos de sangre, unidades de medicina transfusional y centros de sangre. Estos últimos, son cuatro a nivel nacional y son los que recolectan sangre, además de realizar campañas móviles”, indica la tecnóloga médica.
Rivera agrega que la sangre recolectada en las campañas móviles de sangre es derivada a los Centros de Sangre o Bancos de Sangre, según sea el caso. En el caso de los Centros de Sangre, allí se realiza el fraccionamiento, así como los exámenes inmunohematológicos y microbiológicos, previo a su distribución a las Unidades de Medicina Transfusional de los diferentes hospitales centralizados. En cambio, en el caso de los Bancos de Sangre, allí se procesan por completo las unidades desde la extracción de sangre hasta la transfusión a los pacientes.
“En el primer caso, la bolsa de 450 centímetros cúbicos se divide en distintos hemocomponentes. Mientras que con los dos tubos adicionales que se extraen en este mismo proceso, se evalúa si la sangre presenta algún tipo de microorganismo. El otro tubo permite confirmar el grupo sanguíneo del donante, entre otros exámenes inmunohematológicos”, explica la profesional.
Respecto a las unidades de medicina transfusional, Rivera precisa la sangre llega lista para derivarla a los diferentes hospitales que están adscritos al sistema.