• 28 de Marzo

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La tarde del día jueves de la semana pasada se emite desde las redes sociales de la municipalidad de Puerto Varas un improvisado comunicado de prensa. Una hoja en blanco sin logo, sin firma, con faltas de ortografía y con una redacción de columpio, anuncia que el estadio Ewaldo Klein queda suspendido hasta nuevo aviso. La empresa responsable aparentemente no cumplió ni con los pagos de los trabajadores, ni con los plazos. La empresa reclama que la situación es todo lo contrario, ellos son las víctimas y se les adeudan varios millones. Problemas. Probable juicio. Empresa liquidada. Obras abandonadas. Esta es la segunda vez que pasa lo mismo durante el proceso de remodelación del estadio Ewaldo Klein. Dos empresas, dos fracasos. Errar una vez en lo mismo puede ser, dos, ya es grosería.

Una inversión de más de 2 mil 500 millones de pesos, que es básicamente plata de todos los chilenos, sigue en la espera. En el estadio que no existe no hay goles ni aplausos. No se venden boletos porque no hay boletería. Los camarines no existen, tampoco los baños. En el estadio que no existe, con capacidad para mil 200 personas, no hay gente. La primera piedra de inicio de las obras fue el año 2017, el anuncio del alcalde entonces era que el 2018 estaba listo, 12 meses. Ahora en febrero del año 2020, el alcalde anuncia que a pesar de la liquidación de la segunda empresa responsable, podría ser, tal vez, que todo esté funcionando en 5 meses más. Que sobra una plata. Que hay una boleta de garantía. Más anuncios. Se defiende un 50% de avance de las obras. Varios concejales han cuestionado esta cifra. Lo probable es que habrá que hacer otro proceso de licitación, pero ya nada se sabe. Lo que menos hay en este proceso es claridad. Lo único claro, el terreno donde está ubicado el estadio, terreno estratégico para la comuna, tiene un cartel gigante en el portón que anuncia algo que no es cierto. El estadio no se estregará en febrero 2020 como estaba comprometido.

El proceso de la remodelación del estadio Ewaldo Klein es un fiasco. No hay ni una relación entre los compromisos y los hechos. ¿Cuánta plata y cuánto tiempo se ha gastado en esta mediocridad? Plata de todos nosotros. Horas de reuniones, visitas, presentaciones, correos, meses de sueldos administrativos y más. El estadio es otro ejemplo de que a veces se dice mucho más de lo que se hace. Miro para atrás y veo los titulares en la prensa, fotos sonrientes del equipo de la municipalidad en las redes sociales, anuncios épicos desde la administración sobre el gran estadio que pronto será una realidad. El sueño de los deportistas. El gran trabajo que se está realizando, los tremendos avances. La total convicción. Nada de eso fue cierto. En contraste, la verdad fue comunicada sobriamente, sin video post en Facebook ni anuncios promocionados en redes sociales, sin fotos de equipos sonrientes ni insertos en la prensa pagados por todos nosotros. La verdad fue dicha apenas en una hoja en blanco, sin logo de la municipalidad, sin firma, sin vocería.

Este es un fracaso rotundo. Un desperdicio de nuestro esfuerzo. Ahora nadie asume la culpa. El que habla es para decir que la culpa es de otro. Nadie dice disculpas. Por eso Chile está como está. La crisis también es moral. Simplemente cumplir con lo que se compromete ya sería un gran avance para el país.

Un mínimo de decencia sería sacar el cartel gigante del estadio y poner ahí algo que diga la verdad: Terreno abandonado por compromisos que no se cumplen. Que sirva de advertencia, ese lugar rodeado de paneles de osb está así porque no somos capaces de levantar un pequeño estadio.

 

Por: Pablo Hübner