• 22 de Mayo

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Puerto Varas es otra vez noticia a nivel nacional. Profesores del Colegio Germania han sido amenazados de muerte. No una vez. Varias. Durante años. La trinchera digital de la pantalla, los mails, el anonimato que existe detrás de estos hechos, son parte de lo que se está investigando. Esta semana el colegio ha paralizado sus funciones. Se han realizado conversatorios, además de gestiones adicionales para intentar aclarar la situación. 

¿Se está haciendo lo suficiente? ¿Se podría hacer más? Preguntas que probablemente recorren los pasillos del colegio. ¿Cómo se enfrentan este tipo de situaciones? ¿Por qué se producen y qué se puede hacer para evitarlas? Preguntas que recorren a toda una comunidad.

Esta misma semana una pelea en el establecimiento educacional Pedro Aguirre Cerda se viralizó por las redes sociales. La intención de uno de los involucrados por golpear con toda su fuerza al otro es el puño de una alarma. Un golpe con esa fuerza podría haber generado un daño importante. Además, lo obvio, ¿por qué un estudiante tiene que estar expuesto a recibir un golpe que dañe su integridad? ¿Esto pasa como siempre ha pasado? ¿Está pasando más? ¿Pasa, pero de otra manera, más grave?

Puerto Varas tiene un problema de violencia en los establecimientos educacionales. Este problema es un reflejo de lo que pasa afuera de los establecimientos educacionales. Hay portazos en las casas. Hay gritos. Hay silencios. Hay enfrentamientos y bandos. Hay un mundo colectivo que abraza tanto como aprieta. La soledad se transforma en amenazas, armas, drogas, excesos. Las ganas de buscar una vida se cruzan con la idea de tener que ganarse una vida, para luego presumirla. El triunfo, el mérito, el trabajo, el reconocimiento y la hambrienta validación de los demás, resuenan como valores para los cuales sobran los atajos. La falsa astucia. El creer saber hacerla. La pantalla de los teléfonos brilla hasta que encandila, mientras las redes sociales conducen por el laberinto de la soledad, donde es fácil que el sesgo por conquistar certezas se transforme en convencimiento ciego. La frustración, la rabia, la sensación de vacío crean un clima triste y perverso, carente y demandante. Justo cuando el querer se reclama y el tener se impone. Justo cuando ya parece ser demasiado tarde. 

El trabajo en la prevención, donde la cultura y el deporte sean considerados clave para enfrentar problemas de seguridad y salud, aumentando los lugares y las actividades disponibles, parece ser una opción justa, adicional al aumento y mejoramiento de las áreas verdes. Una ciudad donde los espacios públicos tengan como protagonistas a los niños y los jóvenes, así como también a los adultos mayores, fortalece valores que a ratos parecen extraviados entre las imágenes brillantes y oscilantes de los teléfonos que llaman inteligentes. Por su parte, los muros rayados, los juegos rotos, los vidrios de las botellas en el suelo, eso no ayuda mucho. La comuna debe ofrecer orden, claridad, regulación. La empatía se construye desde el cuidado. Un entorno donde la paz social es también la ausencia de transgresión de lo común, como el daño a la infraestructura pública y la permisividad que mantiene esos daños en el tiempo. 

Garantizar la seguridad es una de las responsabilidades más importantes, sino la más importante del mundo público. La seguridad no existe cuando existe el miedo. Hay que encontrar a quien o quienes sean responsables. Cierto, pero esto no se resuelve sólo desde la seguridad ni desde las medidas que tomen de manera interna los establecimientos educacionales. El desafío requiere de articulación. Representantes y representados deben hacer fuerza, con todas sus atribuciones y recursos, para hacer de la prevención una oportunidad que se haga cargo de quienes requieren más atención y apoyo: los niños, los jóvenes, los adultos mayores.  

Las amenazas que reciben los profesores del Colegio Germania, los golpes que recibe el estudiante en el Pedro Aguirre Cerda, son daños que recibe toda la comunidad. Los establecimientos educacionales no pueden quedar solos, porque lo que pasa en su interior, es reflejo de lo que pasa afuera. Si algo puede ser más fuerte que la violencia de algunos es la vocación por buscar la paz de todos.