Una persona podría pensar que nuestro país está cada vez más agresivo, violento y lleno de peligros a causa de la delincuencia, el crimen y el narcotráfico. Otra persona, en cambio, podría estimar que se trata de un país seguro y habitable, donde los riesgos son los mismos –o por lo menos similares– a aquellos que se corren en cualquier otro país.
Es muy probable que la primera persona viva llena de miedos y temores, bajo una permanente sensación de amenaza e inseguridad, y cuando sale de su hogar lo hace tomando muchos resguardos a fin de evitar ser objeto de algún acto delictual, en tanto que la segunda persona tal vez haga una vida normal, tome algunas precauciones, pero sienta que no existen situaciones que afecten su paz y tranquilidad.
La pregunta que surge en forma natural es: ¿cómo pueden originarse percepciones tan opuestas acerca del mismo país? La respuesta que nos darían el Dr. Richard Bandler y el Dr. John Grinder –los padres de la Programación Neurolingüística (PNL)– sería que “cada uno ve lo que quiere ver”.
La Programación Neurolingüística es una disciplina que se basa en técnicas de comunicación, percepción y comportamiento, con la finalidad de ayudar a las personas a cambiar sus hábitos, pensamientos y conductas. De acuerdo con la PNL, las personas crean en sus mentes una representación subjetiva de la realidad a partir de cada una de sus propias experiencias. Dado que estas percepciones y experiencias son captadas y vividas a través de los sentidos, y luego procesadas y almacenadas como información en nuestro cerebro, a cada una de ellas se le da una valoración personal que puede ser positiva o negativa y, al igual que un proceso de condicionamiento, ello determina el tipo de relación que el sujeto establece con el mundo externo.
Los investigadores Bandler y Grinder concluyeron que las “emociones y la conducta humana son programas neuropsicológicos y, por lo tanto, susceptibles de ser modificados”. La nueva pregunta que surge al respecto de este tema es: ¿cómo se puede lograr una modificación de las percepciones de millones de personas, cuando “la percepción de inseguridad” en nuestro país representa una cifra que es muy elevada, dado el hecho que un 87,6% de la población estima que la delincuencia ha aumentado en los últimos doce meses?
Por otra parte, de acuerdo con un informe de Paz Ciudadana, el índice de victimización escaló a un 36,6% de los hogares de las grandes ciudades del país, es decir, un índice que refleja que algún miembro de la familia fue víctima de robo o intento de robo en los últimos seis meses
Tratar con PNL a este altísimo número de personas afectadas sería imposible –pensando en una reducción del nivel de percepción de inseguridad y de victimización– debido al escaso número de especialistas –psicólogos y psiquiatras– disponibles para tratar con psicoterapia y/o con medicamentos a tanta gente afectada o traumada.
Por lo tanto, lo único que queda, es que los responsables de la seguridad ciudadana en el Gobierno despierten, de una vez por todas, y realicen un cambio drástico de su estrategia en contra del crimen y de la delincuencia, porque la que están utilizando, sencillamente, no está dando resultado alguno.