• 28 de Marzo

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Queremos hacer un llamado de atención a la industria creativa chilena. La semana pasada nos enteramos que la productora Fábula está realizando un thriller para Netflix basado en la historia de nuestra madre, Viviana Haeger. Que nos contactaran para preguntar nuestra opinión o contarnos sus intenciones habría sido bueno. No fue así, nos enteramos igual que todos: por la prensa. La misma que se ha beneficiado por años del relato morboso de nuestras vivencias personales. ¿Es nuestra historia tan pública, que cualquiera puede relatarla sin consultarnos? A raíz de esto, nos gustaría problematizar al respecto, porque hay un debate ético importante, ya sobre la mesa por otras producciones, al que quisiéramos aportar.

Nuestra historia ya es bastante pública, pero sigue siendo nuestra. Quisiéramos visibilizar que con esto reviven momentos difíciles y procesos dolorosos que por fin comenzábamos a sanar. Recuerden que detrás de la historia que ustedes producen para una plataforma de entretenimiento internacional, hay vidas. Pero pareciera que quienes trabajan en producciones creativas no velan por los corazones de quienes los inspiran para contar sus historias.

Se podrán justificar argumentando que la serie sólo está basada en nuestra familia, pero el cómo presenten esta historia, quedará grabada en el recuerdo colectivo. Quizás si supiéramos qué quieren contar de nuestro pasado no tendríamos tanta ansiedad y aprensiones, quizás no estaríamos tan enojadas y tristes, pero no tenemos cómo saber y por experiencia, esperamos lo peor.

¿Quieren generar conciencia sobre la violencia y el acoso de la prensa a las víctimas? Pues así como lo hicieron, nos violentan a nosotras. Creemos que ser indiferente a los sentimientos de otras personas para llevar a cabo un proyecto creativo y hacerse fama, es egoísta y es violento, además de contradictorio.

No somos las primeras familiares de alguien utilizado en proyectos sin permiso ni aviso previo. De hecho hace poco ocurrió lo mismo con “La mirada incendiada” y antes que eso, con la serie “La Jauría”. ¿Por qué alguien tiene y siente el derecho a utilizar una parte de la vida de otras personas para producir y publicar un producto creativo sin siquiera tener su consentimiento?

Puede ser que su intención, como dicen en la prensa, efectivamente sea generar conciencia sobre ciertos temas urgentes, y entendemos que la solución tampoco es censurar u olvidar y permitir que se repitan los mismos errores, pero acaso ¿no hay una manera de hacerlo sin hacer daño?, ¿Tienen que visibilizar mediante casos tan recientes, que aún duelen?. Acaso ¿la única forma de generar conciencia sobre delitos, injusticias y negligencias es a costa de la constante exposición pública? ¿No es acaso nuestra agencia y nuestra voz, igual de valiosa que la de cualquier persona a la que se busca ayudar generando conciencia sobre estas problemáticas sociales y culturales?

¿Hasta cuándo con series como esta, y tantas otras, la industria va a seguir incentivando el morbo y la revictimización?

Atentamente, las hijas de la víctima de su thriller policial, Susan y Vivian Anguita Haeger