• 29 de Marzo

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El covid-19 en Chile ha puesto en evidencia la precariedad de las condiciones de vida de la población en situación irregular, vulnerabilidad y precariedad que se agudizan tras la toma de decisiones erráticas en materia migratoria. ¿Era necesario poner urgencia a un proyecto de ley migratoria en medio de la crisis sanitaria y estado de excepción constitucional? En el momento actual, este debate no hace más que exponer a la población migrante a la exclusión y a discursos racistas y propende al ‘temor al otro’ extranjero. Por otra parte, el cierre de las fronteras marítimas, terrestres y aéreas ha impactado profundamente la vida de las personas migrantes. Familias bolivianas, peruanas y venezolanas acampando días fuera de sus consulados, esperando un retorno humanitario pero forzoso, exponiéndose a enfermar y a ser sancionados socialmente por no respetar la consigna del ‘quédate en casa’.

Las medidas de confinamiento y cuarentena limitan la atención presencial de entidades vinculadas a sus trámites migratorios, por ejemplo el estampado de una visa en el pasaporte por parte de la Policía de Investigaciones. En este sentido, creemos urgente un proceso de regularización migratoria como medida concreta. Hacerlo posibilitaría el acceso a un Rol Único Nacional, abriendo la puerta al Registro Social de Hogares como mecanismo de acceso a todos los dispositivos de protección social que se activan ante situaciones de riesgo o crisis. No debemos olvidar que en esta crisis familias completas están en potencial situación de calle, sostenidas únicamente por una sociedad civil que las acoge en sus ollas comunes y comedores populares. En vista de ello, creemos necesario y urgente interpelar al Estado y a la política pública desde el Derecho y la Solidaridad, exigiendo una acción política de ‘hospitalidad incondicional’, abriendo así la posibilidad de una existencia sociopolítica concreta en la construcción de acogida y de convivencia, generando nuevas narrativas de confianza, fundamentales para configurar en nuestro país un por-venir hospitalario.

 

Ingrid Robert Calisto y Rodrigo Cortés Mancilla

Académicos Trabajo Social

Universidad Andrés Bello