• 28 de Marzo

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Hemos visto en los últimos días diversos comentarios de autoridades y otras personalidades sobre el hito que realizaremos hoy millones de mujeres alrededor del mundo: la huelga feminista. Algunos han comentado que es ridículo, absurdo e incluso innecesario.

Como muchas (no necesariamente todas) mujeres podrán suponer, y muchos hombres también, razones para promover el feminismo y una manifestación mundial que exija igualdad de derechos, existen de sobra.

La más cruda forma de violencia contra las mujeres nos tiene situados, como Región, dentro de un ranking indignante, en lo que va del 2019 se han cometido 4 femicidios en Los Lagos, de un total de 11 ocurridos en todo el país. Los femicidios son la manifestación más extrema de la violencia contra la mujer, y se enmarcan en un contexto en el cual la mujer no es considerada un igual en cuanto a dignidad y derechos. Las mujeres no queremos ni debemos vivir con miedo, por nosotras o por otras.

La violencia y la discriminación contra las mujeres se basa en construcción que ha hecho la sociedad patriarcal en la que nos desenvolvemos, y que desde la infancia trata de inculcar determinados roles dentro de la sociedad según la asignación de género. Tradicionalmente a las mujeres se nos han encomendado las labores del hogar y de cuidado, pero gracias al trabajo, esfuerzo y lucha de miles de mujeres, eso está cambiando.

Hoy las mujeres feministas no esperamos felicitaciones ni regalos, hoy nos manifestamos para exigir nuestros derechos, esos que aún están pendientes y que significan una desigualdad de trato.

La Ministra Plá se equivoca cuando dice que el Gobierno ha asumido la agenda feminista, mientras han tratado de obstaculizar la ejecución de la ley que regula la interrupción legal del embarazo, mientras se trama una reforma al sistema de AFPs que mantiene la discriminación hacia las mujeres y perpetúa su vulnerabilidad económica. No existen proyectos orientados a igualar la cobertura y cobros para mujeres dentro del sector salud; sabemos que las madres trabajadoras tienen mayores obstáculos para obtener y mantener un empleo, y más trabas que sus pares para acceder a cargos directivos. Todo esto considerando, además, que la remuneración de una mujer es cercana a un 30% menor que la de un hombre en su mismo cargo.

Es cierto, el movimiento feminista es un movimiento político y no hay que tenerle miedo por ello. Levanta banderas que persiguen cambios sociales y culturales, ninguno fácil de alcanzar, pero en los cuales se avanza gracias al compromiso de miles de mujeres. El feminismo es una fuerza de transformación social y cultural.

Hoy, hay muchas formas de plegarse y apoyar la Huelga Feminista; como ciudadanas y ciudadanos responsables debemos informarnos y perseguir los cambios que asegurarán un mejor futuro para las generaciones presentes y las que nos siguen, promoviendo siempre, la sororidad entre mujeres.

 

Patricia Rada Salazar, Abogada