La región se encuentra en un punto de inflexión crítico en el desarrollo urbano. A los numerosos Planes Reguladores en ejecución, con muchos problemas de imagen conceptual, desarrollo, y serios problemas administrativos se suma la virtual paralización del plan Intercomunal del conurbación de toda la zona costera urbana del lago Llanquihue, y Puerto Montt, con altísimas complejidades de conexión, entregas de servicios, e infraestructura vial colapsada.
Con esta perspectiva, me parece sumamente riesgoso que la máxima autoridad de Vivienda en la Región no sea un profesional del área, ya que se necesita de una visión que vaya más alla de la política. La región tuvo un desastroso resultado en el anterior gobierno, ya que se dedicó a la multiplicación de soluciones habitacionales, olvidando completamente la planificación urbana, resultando en los esquizofrenias urbanísticas y desconocimientos administrativos, que llevan, por ejemplo, a frenar por completo el desarrollo de Puerto Varas, y definirlo como un elemento aislado al resto de la compleja trama urbana de la zona más compleja del país en términos de planificación urbana, ya que deben convivir actividades de turismo, servicios y equipamiento en un aumento exponencial, y una explosión demográfica pocas veces vista en la historia de la república.
A esto se suma que las Direcciones de Obras desarrollan criterios e interpretaciones propias, e incluso contradictorias con la Ordenanza y Ley General de Urbanismo y construcción, produciendo incertezas jurídicas que han producido la paralización de numerosos proyectos de inversión, ya que el Ministerio de Vivienda, a través de su Dirección de Desarrollo Urbano, es el que fiscaliza y dirime las interpretaciones, muchas veces antojadizas de los Directores de Obra.
Es de esperar que la sucesión sea acorde con los desafíos que tiene la región, ya que de esto depende nuestro futuro, calidad de vida y sustento de los próximos 50 años.
José Francisco Troncoso Robles
ARQUITECTO U de Chile ICA 5176