• 28 de Marzo

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Por: Yonathan Fuentealba Contreras

Titulado carrera de ingeniería Civil

Universidad San Sebastián

 

La región de Los Lagos se ha caracterizado en las últimas décadas por definir sus vocaciones productivas en torno a la Industria Salmonicultora, la que a nivel país genera ingresos por exportaciones que superan los 4.000 millones de dólares y lo consolida como el segundo producto más exportado de Chile después del cobre, posicionando a la nación como el segundo mayor productor del mundo después de Noruega. Además, esta industria ha desarrollado productos de primera calidad, exportando tres variedades de especies salmónidas a más de 70 países con un tercio de la producción mundial.

 

Esta industria ha permitido un gran desarrollo regional en las últimas tres décadas, generando un cluster cooperativo entre Pymes y grandes empresas en cada uno de los eslabones de la cadena de valor de la industria, flexibilizando la producción y permitiendo economías de escalas que mantienen hoy a Chile con precios competitivos a nivel mundial, el cual también tiene positivos impactos en el desarrollo económico y laboral de la región. En este sentido, no es casualidad que tengamos pleno empleo en Los Lagos, con una tasa de desempleo por debajo de la media nacional y la segunda más baja del país. Sin embargo, aunque es innegable el aporte al desarrollo de la región, la salmonicultura también es cuestionada por ser una industria poco sustentable y que se ha visto frágil ante las crisis sanitarias y ambientales que ha sufrido en la última década. Recordemos que el Virus ISA en el 2007 redujo el empleo directo en 25.000 mil puestos laborales y con pérdidas que para el año 2009 alcanzaron 100 mil toneladas, equivalentes a 600 millones de dólares. Mientras que el Bloom de Algas o más conocido como “marea roja", en el 2016 provocó la pérdida de 12.000 empleos y la muerte de 25 millones de peces, es decir, cerca de 40 mil toneladas.

 

En este contexto regional, la estructura productiva de Los Lagos se ha especializado en la producción de productos acuícolas, ya que además de especies salmónidas, también somos el segundo mayor productor de mejillones del mundo y el primer exportador de estas especies a nivel mundial. También es característico en la región la industria silvoagropecuaria, la que aporta cerca del 44% de la producción de leche en el país y un 25% del beneficio total de ganado bovino. Además, la pesca, tanto artesanal como industrial aportan al desarrollo regional y, gracias a las condiciones geográficas de nuestro territorio, el turismo es también una de las principales actividades económicas de la región.

 

No obstante, el tejido empresarial regional es poco dinámico y concentrado. Si se observan las exportaciones, 8 de cada 10 dólares son producto de la exportación de especies salmónidas, mientras que los mitílidos tienen una participación del 4% y otros productos del mar un 7%, por lo que, en el total global de las exportaciones, 9 de cada 10 dólares exportados en nuestra región son productos del mar, denotando una carencia en la diversificación de la estructura productiva regional. La industria silvoagropecuaria, por ejemplo, tiene una muy baja participación en las exportaciones y una reducida cartera de productos con escaso valor agregado. Por su parte, el turismo es una actividad que no tiene gran relevancia económica en la región, con tan solo el 3,4% de los ingresos generados. Ahora bien, otro problema en el tejido empresarial de Los Lagos es que el rol de las pymes pasa a segundo plano cuando se observa que el 60% de los ingresos son generados por 400 grandes empresas que representan menos del 1% del total regional, con casi la mitad de los empleados trabajando, precisamente, en pequeñas o medianas empresas.

 

La carente diversificación de nuestra matriz productiva se debe principalmente a 3 causas directas: Una insuficiente integración entre el sector público, privado y la academia; una escasa oferta académica especializada para con las industrias locales; y una concentración económica del tejido empresarial. Esto repercute en que tengamos un bajo desarrollo de I+D en nuestras empresas, exportando productos con poco valor agregado, de hecho, exportamos básicamente 3 especies de salmónidos y 3 especies de mitílidos. Además, el capital humano cualificado muchas veces debe importarse al igual que el conocimiento y, existe una gran dependencia de los productos acuícolas (oferta laboral y económica), junto a una baja participación en el dinamismo económico de las MiPymes.

 

Por lo anterior, urge diversificar nuestra estructura productiva regional, para descentralizar la fuerza laboral y los ingresos económicos, ampliando la matriz productiva, diversificando los productos y complejizando las industrias. Algunas propuestas para solucionar el déficit regional en esta materia, son, en primer lugar, generar una estrategia a largo plazo para la coordinación entre el sector público, privado y la academia, tal como lo han hecho países que han diversificado sus estructuras productivas pasando de ser simples países agricultores a ser los principales exportadores de tecnología, minerales y carnes del mundo, como Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, los que focalizaron sus esfuerzos en la generación de conocimiento e investigación y desarrollo. En este sentido, aplicar incentivos tributarios para las empresas podría ser una medida que, en el corto plazo, podría potenciar el desarrollo de centros de I+D en las empresas. Además, los esfuerzos del sector público no deben focalizarse solo en el financiamiento de emprendimientos, sino que urge la industrialización de nuestro tejido empresarial en el cual, sea la propia región la que genere conocimiento, productos, maquinarias e insumos de acuerdo con su potencial endógeno, tal, como las economías maduras lo han hecho, pues esta es la manera para lograr una estructura productiva más diversificada. Con ello, también se debe adaptar la oferta académica hacia especialistas más técnicos e industriales que complementen la industrialización del tejido empresarial de Los Lagos y focalizar recursos en potenciar las industrias más débiles de la región.

 

De esta manera, será posible diversificar nuestra matriz productiva regional y no depender únicamente de la industria acuícola, siendo posible desarrollar todo el potencial endógeno de Los Lagos para un desarrollo íntegro, dinámico y descentralizado. Teniendo como resultado final, el aumento de la participación de otras actividades económicas como la industria silvoagropecuaria o el turismo, la cual podría posicionar a la región como un referente internacional de turismo sustentable y competitivo con altos estándares de calidad.