De acuerdo a proyecciones de la Junta de Aeronáutica Civil (JAC) se estima que en una década más viajaran en avión por el país, más 46 millones de pasajeros. Si bien parece una fecha relativamente lejana, en términos de planificación está a la vuelta de la esquina.
Y es que la experiencia de Chile en esta materia demuestra la importancia de abordar con tiempo el desarrollo y crecimiento del tráfico aéreo, porque de lo contrario se van generando rezagos como los que observamos en la actualidad y que afectan de manera importante a la industria del turismo y a los usuarios del transporte aéreo.
No es suficiente tomar conciencia de las tareas que están pendientes, si es que aquello no va acompañado de una correcta y eficiente planificación, que permita ir absorbiendo de manera proporcional esta mayor demanda. Porque debemos tener presente que una ingrata experiencia de viaje puede provocar que los turistas no regresen más a un determinado destino, afectando la imagen del país y la capacidad de ser atractivos en una industria cada vez más competitiva a nivel global.
Por lo mismo, este incremento sostenido de viajes impone desafíos no solo en lo concerniente a la infraestructura necesaria para sostener adecuada y oportunamente dicho aumento, sino que también al mejoramiento en la calidad del servicio que se les entrega a los pasajeros en todos los terminales aéreos del país. Esto último no pasa exclusivamente por un tema de recursos; más bien se relaciona con una buena gestión, que incluye a su vez a todos los servicios asociados a cualquier viaje en avión que realizan las personas.
Con todo, los datos entregados por la JAC apuntan precisamente a definir con debida antelación las medidas que se requieren para afrontar el crecimiento proyectado del tráfico aéreo.
Andrea Wolleter
Vicepresidenta Ejecutiva de Fedetur