• 24 de Abril

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El debate en torno a la rebaja de la jornada laboral, tanto del proyecto presentado por la diputada Camila Vallejo (de 45 a 40 horas), como la propuesta impulsada por el gobierno (de 45 a 41 horas), ha estado marcado por un intenso intercambio entre sus defensores y detractores, que ha impedido abordar el fondo de la discusión y los alcances que puede tener una medida de esta naturaleza.

En la industria del turismo tenemos la convicción de que cualquier medida de este tipo, que no contemple avanzar en una mayor flexibilidad del mercado laboral, afectará de manera grave a la economía, ya que golpeará principalmente a las pequeñas y medianas empresas, que son las que generan la mayor cantidad de empleos en Chile, porque no tendrán la capacidad para asumir los costos que implica disminuir la jornada laboral a 40 horas, y que el Ejecutivo ha estimado en un 11% al menos.

Esta es la realidad del sector turismo, que está compuesto en un 96% por pequeñas y medianas empresas, que en la actualidad deben sortear múltiples trabas debido a las rigideces del sistema laboral chileno, afectando su competitividad y limitando sus oportunidades de desarrollo.

Un proyecto de reducción de la jornada laboral puede aparecer muy atractivo a oídos de la ciudadanía, pero si no considera mayores grados de flexibilidad, terminará afectando a los mismos trabajadores que supuestamente se pretende beneficiar con una propuesta así.

Sobre todo en el contexto actual, donde se requiere iniciativas que impulsen la economía, en vez de frenarla, y que deben tener en cuenta las profundos cambios que experimenta hoy el mercado del trabajo, a partir de la acelerada transformación tecnológica que está en marcha en todo el mundo.

El fondo de la discusión es cómo avanzamos hacia un mercado laboral moderno, flexible, inclusivo y que al mismo tiempo garantice la sustentabilidad de las empresas y los derechos de los trabajadores.

Ricardo Margulis, Presidente Federación de Empresas de Turismo de Chile