• 29 de Marzo

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La exhortación post sinodal “Querida Amazonia” sorprendió tanto a moros como cristianos. Se esperaba con mucha expectación si el Papa aceptaría o no la propuesta del Sínodo, de ordenar sacerdotes a hombres casados, y que las mujeres puedan ser ordenadas diaconisas. Ninguno de los dos aspectos fue abordado directamente en el documento. Esto puede ser interpretado de tres maneras: a) El Papa resta importancia a estos dos temas, lo cual significa que las soluciones a los problemas de la Amazonia no pasan solo por aumentar el número de sacerdotes, sino por poner el foco en las situaciones de injusticia y de pobreza que asola a la región; b) el Papa no quiere dar por cerrada la discusión y estima que no es el momento para proponer cambios; c) es una forma elegante de esquivar la polémica, y darla por superada “desde arriba”. Pero el Papa no se sustrae al problema y propone multiplicar las tareas de los laicos, hombres y mujeres, promover las vocaciones, y pedir a los obispos que manden misioneros a la Amazonia. En cuanto al rol de la mujer reconoce el inmenso aporte en la transmisión de la fe, y afirma que la ordenación de diaconisas, solo “nos orientaría a clericalizar a las mujeres, disminuiría el gran valor de lo que ellas ya han dado y provocaría sutilmente un empobrecimiento de su aporte indispensable”. ¿Qué plantea el documento? La exhortación, no pretende según el Papa ni reemplazar ni repetir el Documento Final del Sínodo, sino “aportar un breve marco de reflexión que encarne en la realidad amazónica una síntesis de algunas grandes preocupaciones (…) y que ayude y oriente a una armoniosa, creativa y fructífera recepción de todo el camino sinodal”. En este contexto, Francisco nos comparte cuatro sueños: social: luchar por los derechos de los más pobres; cultural: preservar la riqueza cultural de la región; ecológico: custodiar la hermosura natural de la región; eclesial: una Iglesia con rostro amazónico. De este modo, el Papa deja “brotar una sana indignación” y crítica a los poderes económicos y al paradigma tecnocrático responsabilizándolos de la destrucción ecológica del Amazonia, y de los abusos. Francisco apuesta por la inculturación, que significa evangelizar sin desarraigar, sin colonizar, sin despreciar “nada de lo bueno que ya existe en las culturas amazónicas, sino que lo recoge y lo lleva a la plenitud a la luz del Evangelio”.

En síntesis, Francisco nos comparte cuatro sueños: a) social: luchar por los derechos de los más pobres de la Amazonia; b) cultural: preservar la riqueza cultural de la región; c) ecológico: custodiar la hermosura natural de la Amazonia; d) eclesial: desarrollar una Iglesia con rostro amazónico. ¿De qué depende que esos sueños de Francisco se hagan realidad? De muchos factores, de toda la Iglesia y de todos los hombres de buena voluntad.

 

Eugenio Yáñez

Académico Universidad San Sebastián