• 07 de Febrero

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Como un león enjaulado. Así se sentía Salvatore al llegar a una ciudad grande y extraña como Milán ¿Y quién es Salvatore? Es un anciano hombre de campo, de la Calabria profunda que es llevado por su hijo a la ciudad para ser tratado contra esa enfermedad de terrible nombre. Es viudo y fue partisano. De esos que plantaron cara a Mussolini y a los nazis.

Salvatore, el anciano rudo de valores campesinos, portador de ese mal incurable, descubrirá pese a todo, en esa ciudad hostil, un nuevo mundo habitado por dos nuevos grandes amores: Bruno, su nietecito y Hortensia, una mujer mayor, también viuda. Y estos dos amores, son los que llenan esta entrañable novela de ternura y sentimiento.

Salvatore es un fuera de serie. Sé que me simpatizó desde el principio y debe ser por mi origen campesino, que sentí una conexión mayor, así es que puedo ser subjetivo y ponerme de su lado desde la incondicionalidad. Sin embargo, ¿Cómo es posible que un hombre mayor, curtido y seco, que ha pasado por todas las vicisitudes y rigores de la vida, en vez de la indiferencia y el escepticismo que pueden dar los años, es capaz en medio de su lucha terminal contra la enfermedad, sacar esa fuerza para dar un amor completo y derretirse como mantequilla ante un bebé que no había visto nunca?

Seguro que la literatura está llena de historias de amor entre abuelos y nietos y también de amores tardíos. Pero esta de José Luis Sampedro es especial. Sin ser empalagosa, es sencilla y profunda. Para atesorar y formar parte de ese diez por ciento de lo leído en la vida, que se toma nota y se guarda para releer.