• 20 de Abril

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El movimiento social surgido en los últimos días desorientó al gobierno. A la reinstalación en el imaginario colectivo desde el movimiento de la crisis del estado subsidiario, debemos sumar el proceso de repolitización que ha vivido la sociedad por estos días y a la incidencia en una nueva agenda que hoy debe proponer el gobierno. Claramente el cambio de gabinete es un triunfo de los miles de chilenos que han salido a protestar, pues no existe sintonía alguna entre el núcleo cercano del presidente y su ciudadanía. Ahora bien, este cambio es una medida más bien coyuntural que no resuelve en nada las justas demandas de una ciudadanía movilizada, pues si ese cambio no va acompañado de transformaciones estructurales al espejismo neoliberal instalado en Chile, la continuidad de este movimiento es altamente probable.

El ejecutivo ha buscado con esta medida hacer frente al cúmulo de demandas que desde abajo se han ido proponiendo y contribuir a descomprimir el ambiente de preocupación y de represión observado estos días. Sin embargo, resulta inexplicable que una de las ministras responsables del estallido social de estos 10 días como Gloria Hutt no haya salido del gabinete. A todas luces esto constituye un error político del presidente, ya que la permanencia de la ministra amplía el margen de crítica hacia el gobierno, quedando la sensación que poco y nada le importa al presidente lo que diga la calle. Si la razón está fundamentada en una aparente normalidad, ciertamente el ejecutivo sigue descansado en un oasis del cual hace días Chile Despertó.

Máximo Quitral

Politólogo UTEM