• 22 de Marzo

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43 de los 50 alumnos de la promoción del año 1972 del Liceo Pedro Aguirre Cerda se reunirán el próximo 7 de diciembre en la ciudad de las rosas para conmemorar los 50 años desde su egreso, oportunidad en la cual recorrerán las instalaciones del liceo, para luego reunirse en una convivencia que les permitirá ponerse al día en lo que ha sido la vida de cada uno de ellos.

Respecto de la época en la cual les tocó vivir su adolescencia en el liceo, Román Hernández, uno de los alumnos de esa promoción nos cuenta “el Puerto Varas de entonces, comienzos de la década del 70,  era una ciudad muy pequeña. Solo  el centro mostraba algunos edificios de mediano tamaño y de importancia,  donde se desarrollaba el comercio  con algún grado  de modernidad para la época. Importantes eran las tiendas Ales y Jamarne: la zapateria Kauak.  En lo social el Club Alemán y los hoteles Playa y Bella Vista eran centros de la bohemia puertovarina de aquellos días.  El cine Real y al frente la discoteque  de Pocho Adel, eran puntos de entretención para la juventud de la época; hacia el norte, el barrio  estación cobraba importancia por la llegada del tren desde Santiago  y la existencia del  Hotel  Rancho Grande de la cadena Sernatur”.

“En el sector sur, la calle Colón era paso obligado por contener una buena cantidad de habitantes de la ciudad y  por ser ruta hacia Puerto Montt. La calle Imperial cobraba importancia por estar ahí ubicado el liceo Pedro Aguirre Cerda, centro de educación pública secundaria  de  gran importancia junto a los colegios Germania y Alemán, que eran de educación privada”.

“Nuestro  país vivió  a partir  de 1970 en adelante una  notable  efervescencia  política  y socio económica, por la llegada al poder del régimen socialista  del  presidente  Salvador Allende.  Esta situación   no  perturbaba  a los estudiantes  en su afán de  instruirse  al alero de profesores de  excelencia. Esta  promoción resultó  ser de alumnos muy  bien preparados   y orgullosos de ser hijos  de la educación pública, ciudadanos  conscientes  de  que  de este  paso  dependía  ser hombres  y mujeres útiles a  la  sociedad  y crecimiento  personal. De este modo, casi la totalidad de la  promoción ingresó a la  educación  superior,  logrando con el paso de los  años, importantes triunfos, pasando a  ser  profesionales  útiles a  la  sociedad, pero por sobre todo hombres  y  mujeres  honestos y buenas personas”.

“En un hecho casi increíble, después de  50  años transcurridos  nos volvimos a encontrar  y  más notable aún  es ver que  nuestras   convicciones siguen siendo  las  mismas de  aquellos años de jóvenes  sacrificados,  soñadores  e  indómitos. A  esta altura de nuestras vidas  solo nos queda el  orgullo  de  haber  recorrido  el   largo camino  desde  ser  jóvenes  rebeldes  a ser adultos mayores agradecidos  de  la vida  y poder mostrarnos  orgullosos por  haber logrado, a  pesar de todos los inconvenientes y trabas  que  nos puso la vida,   salir adelante, formar familias  que  llevarán  nuestro  sello  de sacrificio  y esfuerzo y  ser, en el  atardecer de  la  existencia, un espejo  para nuestros hijos  generaciones futuras”, finalizó.