• 20 de Abril

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Hemos sido testigos presenciales de cómo las autoridades encargadas suspenden y posteriormente, eliminan la Prueba específica de Historia, “convalidando” su puntaje por el de mayor cuantía del resto de las pruebas rendidas por cada postulante. Tiempo atrás además, el Ministerio de Educación pretendía eliminar del currículum escolar nacional las asignaturas de Educación Física e Historia. Antes de esta peculiar propuesta, el mismo Ministerio había intentado eliminar de la parrilla de contenidos de los escolares chilenos, la asignatura de Filosofía.
 

Independiente de las razones y fundamentos que se esgrimen detrás de cada una de estas medidas, lo que preocupa, es que se aprecia desde hace bastante tiempo, una tendencia creciente a desvalorizar la importancia de algunos contenidos “humanistas” como parte del currículo formativo básico de los niños(as) y jóvenes de este país. Lo que más llama la atención, es que estas acciones provengan desde el principal organismo garante de la calidad de la educación: el Ministerio de Educación. ¿Si las protestas hubiesen impedido que los jóvenes rindieran la prueba específica de matemáticas, se habría tomado la misma medida que con la de Historia? No lo creo. La creatividad y la inventiva del DEMRE, el CRUCH y otros, se habrían desplegado en una solución eficiente.
 

Esta tendencia hacia la “tecnificación” de la Educación, también se puede apreciar en lineamientos anacrónicos de muchos Directores de establecimientos educacionales, cuando se refieren a los focos de su Proyecto Educativo Institucional. No es raro escucharlos decir sin remordimientos, que “en este colegio la prioridad son los resultados y los indicadores”. Así, la educación se aleja de su esencia formadora, integradora y universalista, dejando paso a las prácticas pedagógicas que persiguen el cumplimiento de un indicador y no el desarrollo pleno de todas las potencialidades y capacidades de los niños(as) y jóvenes. O sea, nos enfrentamos a una deshumanización del proceso educativo. Aunque suene paradójico.
 

¿Cómo se podría justificar el hecho de empobrecer la formación de un joven, retirando contenidos como Historia, Filosofía y Educación Física? Cada uno de ellos, aporta de manera importante al desarrollo INTEGRAL de un individuo. Nos enseñan a “abrir la mente” conociendo nuestro pasado y el del mundo, contribuyendo a evitar la repetición de errores nefastos para la sociedad. Nos ayudan a reflexionar sobre el sentido de la vida y de nuestras acciones, a conocer nuestra naturaleza y el llamado que tiene cada uno a trascender a través de sus obras. Nos ayudan a cultivar nuestro cuerpo y a desarrollar el autocuidado necesario para tener una salud compatible con los desafíos que la vida nos impondrá. Todo esto, forma  parte de una educación integral que pretende el máximo desarrollo en ALMA, MENTE y CUERPO de cada una de las personas. Es una educación que persigue que seamos felices y no simples instrumentos para lograr resultados en un modelo económico y social, donde cada uno de nosotros tiene valor sólo en función de su nivel de utilidad. Educar integralmente a las personas, puede resultar una amenaza para los intereses de algunas minorías dominantes. Una persona informada, pensante y con sentido de vida y trascendencia, puede ser muy inquietante para algunos. No debemos permitir que nuestros hijos(as) reciban un modelo educacional empobrecido y deshumanizante. Protegerlos, es nuestra mejor herencia.

Gonzalo De los Reyes Serrano
Magister en Educación; Coach en Parentalidad Positiva;
Director de la división Patagonia en la
Fundación Innovación Educativa Chile