• 28 de Abril

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Situación en Islandia podría generar pérdidas económicas importantes: han tenido más de 900 sismos entre el 13 y el 14 de noviembre

  • La académica de la Universidad de O’Higgins, Laura Becerril, explica lo que ocurre en este país insular europeo.

En noticia mundial se han convertido los habitantes de Islandia, quienes viven cientos de sismos al día y están a la espera de una posible erupción, que podría ocurrir o no y sin tener una fecha precisa todavía.

La académica del Instituto de Ciencias de la Ingeniería (ICI) de la Universidad de O’Higgins (UOH), Laura Becerril, explica que se trata de “una intrusión magmática, un dique, es decir, el magma está ascendiendo desde la profundidad.  Este magma, en su ascenso, está rompiendo las rocas, lo que está produciendo los numerosos sismos que se están registrando, más de 900 desde la madrugada del 13 al 14 de noviembre, a profundidades de entre 3 y 5 km, según la Icelandic Meteorological Office (IMO)”. La Dra. agrega que este ascenso del magma está empujando las rocas y “generando que se deforme la superficie con valores de deformación vertical de hasta un metro, observados a través de GPS e imágenes satelitales (IMO)”.

 

¿Qué consecuencias podría tener lo que está ocurriendo en Islandia? 

“Si el magma llega a la superficie daría lugar a una erupción, seguramente fisural, que es el tipo más común de erupciones que tienen lugar en Islandia. El magma asciende como si fuese una hoja (dique), y cuando intercepta la superficie, sale en forma de lava y piroclastos por fisuras alineadas. Este dique tiene una dimensión de 15 km de longitud (IMO).

En este escenario hay que considerar que donde se está presentando este fenómeno, es una zona de Islandia que se encuentra poblada y corresponde a la localidad de Grindavík. Y por ello, la protección civil islandesa activó el plan de emergencia evacuando -el sábado 11 noviembre-  a más de 3.400 personas de la localidad de Grindavík.

Y es que una erupción en el sector podría generar pérdidas económicas importantes, afectando principalmente a las infraestructuras del sector”.

 

¿Se pueden pronosticar este tipo de fenómenos?

“El pronóstico se está realizando a corto plazo, es decir, se están monitoreando precursores de la posible erupción tales como sismicidad y deformación, que nos están indicando cómo se está moviendo el magma hacia la superficie y que, por ende, podría haber una erupción inminente”.

 

 

Realidad en Chile


La académica UOH explica qué tipos de volcanes tiene Islandia que los hacen diferentes a los de Chile. “Islandia es una isla volcánica que está en un contexto de dorsal oceánica, la dorsal Mesoatlántica. La dorsal discurre a lo largo del Océano Atlántico y es el límite de las placas tectónicas Americana y Euroasiática, las que se están separando. A través de esta separación sale magma que genera continuas erupciones y formación de rocas en el fondo marino. Además, este lugar también es un contexto de hotspot o punto caliente, donde se genera mayor producción de magma”.

 Sobre si podría ocurrir algo parecido en Chile o en nuestro Continente, la investigadora responde que el contexto geodinámico en Chile es diferente. “Nosotros estamos sobre un límite de placas que subduce, es decir, una placa se está metiendo bajo la otra (Placa de Nazca bajo Placa Sudamericana). Pero de igual modo, hay erupciones a lo largo de la Cordillera de los Andes, aunque tienen otros estilos eruptivos condicionados por este contexto de subducción. Las erupciones en la cordillera suelen estar asociadas a volcanes centrales y normalmente suelen ser más explosivas que las de Islandia”.

La académica recuerda que las erupciones, siempre “han tenido lugar y seguirán produciéndose en diferentes lugares de la Tierra”. Señala que son “la ventana al interior de la Tierra que nos permite conocer un poco más de la dinámica de nuestro Planeta y, por tanto, estar cada vez mejor preparados ante futuras erupciones”.

Finalmente, precisa que “no podemos olvidar que somos nosotros quienes vivimos en lugares volcánicamente activos y que, si se produce un desastre socio-natural, nosotros somos responsables de las consecuencias, no la dinámica de la Tierra”.