Cada 28 de junio se conmemora el Día Mundial de la Afasia, que busca generar conciencia sobre lo que significa para una persona padecer este trastorno del lenguaje y la comunicación.
Paulo Prieto, académico de la carrera de Fonoaudiología de la Universidad San Sebastián explica que este trastorno es causado “a partir de un daño cerebral como un accidente cerebrovascular o en caso de una demencia. La afasia es un signo de lo que se produce en los daños cerebrales, es decir, viene a ser una consecuencia y puede afectar tanto la comprensión del lenguaje como su expresión. En otras palabras, la capacidad de producir lenguaje y a la vez comprender lo que se escucha o se lee”.
¿Cuáles son los tipos más comunes de afasia?
Lo que más caracteriza a la afasia es la anomia, que es la dificultad para encontrar o decir los nombres de las cosas, los objetos y las personas. Sin embargo, ocasionalmente si puede decir para que sirven y cuáles son sus características. Existen varios tipos de afasia. Las más comunes son la afasia de broca que implica tener dificultades en la expresión. Son personas que hablan muy poco y tienden a expresar muy pocas palabras. Otro tipo es la afasia de Wernicke donde existen muchas dificultades comprensivas. Además, está una afasia global que reúne a ambas dificultades y limita fuertemente la comunicación.
¿Cómo se manifiesta esta enfermedad en el paciente y cuán invalidante puede ser?
La anomia es el principal signo de la Afasia. Esta dificultad para nominar o dar nombre a las cosas es bastante invalidante porque limita la capacidad de comunicar y de participar de los distintos entornos de la persona, como el ambiente laboral o aquellos son bastante familiares como una conversación típica entre dos personas.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento es bastante variable y se concentra primordialmente en lo lingüístico y fonoaudiológico. Es este profesional el que se encarga del proceso de rehabilitación de las personas con afasia, enfocándose principalmente en el lenguaje y en aquella dificultad o disfuncionalidad. El tratamiento también se debe compatibilizar con la labor de otros profesionales en el aspecto médico, emocional o psicológico y la familia.
El fonoaudiólogo concluye que los progresos que se pueden lograr “son bastante variables y dependen de varios factores. Desde el punto de vista personal está la edad, nivel de escolaridad, en qué trabaja la persona y si es que ocupa mucho el lenguaje para su trabajo. Además, hay factores externos como la familia, la motivación y la capacidad de acceder al tratamiento”.