La informalidad laboral en Chile, que actualmente alcanza un 27,0% de los trabajadores, refleja la situación de aquellos empleados que carecen de contratos formales y, en muchos casos, de beneficios de seguridad social. Aunque este indicador es un foco de preocupación, un aspecto menos visible, pero igual de crítico es la informalidad previsional, que afecta hasta un 35,0% de los trabajadores.
Según un estudio del Observatorio Perspectivas, este panorama alcanza a 3,3 millones de personas que, al no contribuir al sistema, verán comprometidas sus pensiones y, al mismo tiempo, aumenta la presión sobre el sistema.
El informe profundiza en el impacto que tiene la informalidad previsional en el sistema de pensiones chileno, mostrando que la falta de cotización afecta en mayor medida a los trabajadores independientes. Gabriel Cestau, director ejecutivo del Observatorio Perspectivas, explica que “de los 3,3 millones de personas sin cotizaciones regulares, una parte importante corresponde a trabajadores independientes, lo cual incrementa el riesgo social por pensiones insuficientes y desprotección ante cualquier accidente laboral”.
La investigación indica que, a julio de 2024, el porcentaje de trabajadores con informalidad previsional llegaba al 35%, pero si se excluye del cálculo a los independientes obligados a cotizar mediante boletas de honorarios, la cifra asciende al 37,8%.
El análisis subraya además que, a mayor cantidad de años cotizados, mayor es el monto de la pensión alcanzada. De acuerdo con el informe, los trabajadores que lograron cotizar entre 40 y 45 años obtienen una pensión promedio casi un 99% superior a aquellos que solo pudieron hacerlo entre 20 y 25 años, lo cual evidencia la importancia de la densidad de cotización. “Cada año de ahorro adicional genera un impacto directo y sustancial en las jubilaciones, pero la irregularidad actual en las cotizaciones pone en riesgo esta meta para millones de personas”, señala Cestau.
En la misma línea, el informe sugiere que, si un joven que hoy tiene 25 años lograra cotizar tres de cada cuatro años de su vida laboral en lugar de dos, como lo hace la mayoría actualmente, podría aumentar su pensión en un 50%, y si lograra cotizar tres años y medio de cada cuatro, como sucede en muchos países europeos, la mejora alcanzaría un 80%. Este impacto destaca la importancia de la regularidad de cotización como un factor clave en el cálculo de la pensión final.
Una preocupación adicional es que este problema se está agravando porque los trabajadores activos presentan densidades de cotización aún más bajas que aquellos ya retirados. Por ejemplo, mientras los hombres que se pensionaron este año lograron una regularidad de cotización del 66% del tiempo, los hombres activos cotizan solo el 58,6%. En tanto, mientras las mujeres jubiladas exhiben una regularidad del 52%, las mujeres activas solo tienen un 49,9%. Esta brecha indica que las personas que están por jubilarse acumularon cotizaciones a una mayor tasa a lo largo de su vida laboral que los trabajadores actuales, lo que tendrá consecuencias negativas en sus pensiones muy pronto y supondrá un desafío para todo el país.
El informe concluye que, si bien Chile presenta un desempeño favorable en relación con otros países de la región en materia de seguridad social, la informalidad previsional sigue siendo un desafío crítico. “Es fundamental que facilitemos la cotización continua, apoyados en la revolución de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial, además de simplificar los procesos de pago y cobranza. Solo así podremos enfrentar la informalidad y asegurar un sistema de pensiones sostenible a largo plazo,” concluye Gabriel Cestau.