• 29 de Marzo

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Cuando vivimos procesos de cambios, necesariamente tenemos que salir de la zona de confort. Movernos, dejar de hacer-pensar, de cierta forma para poder hacerlo de otra. A eso le llamamos transformación, también aprendizaje. Y entonces, para que ocurra, primero tenemos que querer. Luego, atrevernos. Y finalmente ¡allí estamos!

Yo creo que el Feminismo es una apuesta de transformación como cultura hacia una sociedad más consciente y respetuosa del trato entre las personas, que se basa en la igualdad y respeto a mujeres y hombres. Y para que esto ocurra, estamos saliendo de la zona de confort.
En la zona de confort no siempre estamos en el bienestar. Estamos en la zona del automático, de nuestra rutina. Es útil para muchos haceres. Y hay ocasiones en que repetimos patrones que no nos gustan, que no nos aportan, incluso, que nos enferman (hábitos no saludables les llamamos). Cuando salimos de esos automáticos entramos en aprendizajes nuevos y nos transformamos.

Yo veo que el Feminismo nos está moviendo de una zona de mal-estar, en la que patrones automáticos de hegemonía masculina y abusos de poder no han encasillado en roles y conductas que nos agreden y nos quitan libertad. Que al salir de allí se nos “mueve el piso”, perdemos solidez, o la creencia de seguridad (“así es”, “así ha sido siempre”); para embarcarnos en maneras saludables de relacionarnos. Obvio que da susto, obvio que hay resistencias del cuerpo. El miedo gatilla pensamientos que se transforman en argumentos de desaprobación, de crítica y de resistencia.
Pero… luego… ¿qué pasa cuando soltamos el miedo y comenzamos a reflexionar desde la curiosidad, desde la apertura? ¿Qué significa como hombre soltar los mandatos del rol y ampliar(se)? ¿Qué significa como hombre dejar de hacer ciertas cosas para expresar las emociones de forma respetuosa?

Yo veo que el Feminismo nos permite como sociedad enriquecer nuestras relaciones, evolucionar como especie a estadios de mayor conciencia como humanos. Porque este “movernos de la zona de confort” implica necesariamente practicar emociones como el respeto, la confianza y la colaboración. Y como dice mi querido doctor Humberto Maturana, esas emociones son la base de la cultura Matríztica, que es diferente a la Patriarcal; en la que prevalecen con mayor presencia emociones como el miedo, la apropiación, la competencia y la desconfianza.
Entonces… si jugamos un poco y nos imaginamos que estás a punto de salir de la zona de confort… Algunas preguntas para auto-medir en qué fase estás y cómo estás para este salto: 
1. ¿Te interesa? ¿te dan ganas? ¿tienes curiosidad por conocer nuevas y diferentes formas de ser hombre / mujer?
2. ¿Te atreves? ¿qué necesitas para salir de esa forma cómoda de estar, pero no respetuosa con otros/as? ¿qué tendría que ocurrir para que cambiaras la emoción de resistencia por otra de apertura?
3. ¿Cómo harías tú el movimiento de avanzar desde la zona de confort hacia una de expansión? ¿qué estás dispuesto/a a perder, a soltar?

Como el Feminismo es la expresión de voluntades de muchas personas, principalmente mujeres, que están moviéndose de la zona de confort a una de expansión… es muy posible que terminemos derivando muchos/as hacia el bienestar. ¡¡A aprovechar el ritmo de la ola entonces!!

 

Karen Müller M.

Psicóloga