• 20 de Abril

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Nuestro alcalde se ha declarado “amigo del Circo” y lo ha hecho literalmente con bombos y platillos tras la ilusión de reencantar su deteriorado voto popular para afirmar su permanencia en el cargo, e incluso quizá para ayudar a su eventual reelección en nuestra comuna.

Podría considerarse una estrategia legítima la de incentivar esta actividad milenaria en Puerto Varas, si no fuera, en primer lugar, por la apropiación de protagonismo propio del despliegue de propaganda de campaña, que hace proselitismo político y mal uso de recursos públicos de la ciudad cuyos fines son otros. Porque más allá de agudizar el daño a la imagen de Puerto Varas al irrumpir oficialmente con una vociferante caravana circense contribuyendo a la contaminación acústica, visual y vial del colapsado centro de nuestra ciudad en plena temporada, debemos sumar el uso forzado de la escasa fuerza pública en una actividad que - sólo por mencionar las encantadoras señoras posadas sobre los techos de los autos- transgrede toda norma de resguardo de la vía pública. Y porque, más allá del mal uso acostumbrado de Radio Gratísima para la lata promoción de las cualidades del señor alcalde, su uso propagandístico en las carpas de los propios circos financiado con recursos municipales, hierra por mucho, el “servicio comunitario” de millonarios los Contratos que los permiten.

En segundo lugar, este entusiasmo del edil no es inocuo, porque la sucesiva ubicación de las carpas de circo en los recintos de EFE (Empresa de Ferrocarriles del Estado), se constituye en una trasgresión sistemática de las normas ambientales que ampara la propia Ordenanza Municipal de un barrio residencial como el Barrio Estación, ocasionando un nuevo daño al esfuerzo de la industria turística de nuestra ciudad y al bienestar de sus residentes. En efecto, no debe sorprendernos la confirmada deserción de turistas a causa de la instalación sucesiva de dos circos (Tony Caluga y Hnos. Maluenda) durante tres semanas de Enero y asumimos que otras tantas de Febrero con su contaminación visual, higiénica y lumínica, y con parlantes a decibeles fuera de toda norma, hasta más allá de la media noche, en un barrio en el que a cuadra y media de las carpas tratan de sobrevivir una temporada difícil seis Hostales y dos Hoteles que pagan contribuciones y patentes (Chancerel, Estancia 440, El Galpón, Compás del Sur, Mero Gaucho y Vermont, Hotel Enjoy y Radinsson) y que constituyen - algunos de ellos- íconos del Turismo de Naturaleza y Cultura que nos identifica.

En consecuencia, como ciudadano de Puerto Varas me parece justo solicitar el término definitivo por parte de EFE el arriendo de los espacios de La Estación de Trenes para actividades que contravienen la Ordenanza y son destructivas de la convivencia residencial y del Turismo. A Carabineros de Chile que evite incurrir nuevamente en la indignidad de prestar sus escasos y necesarios recursos humanos y materiales para un papelón público que contradice además su propia razón de ser. A los empresarios afectados, a entablar una justa demanda por los daños que ha ocasionado este abuso de autoridad. Y finalmente al alcalde, que siga sin más dilaciones y ojalá en exclusividad, su nueva descubierta vocación circense para la cual posee - sin duda - todos los atributos.

 

Pablo Ortúzar A

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