• 29 de Marzo

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Mientras esperaba -cerca de una hora y 40 minutos- que me atendieran de urgencias en el consultorio de Puerto Varas, pasan un video sobre los derechos del paciente… dentro de ellos “el trato digno”… en estas casi dos horas, me da sed y quiero agua, pero no se dispone… voy al baño y no hay papel… pienso que nada de eso es muy digno, y me acerco a la oficina de OIRS para dejar un reclamo, pero no hay nadie (en las 4 otras que estuve en total, nunca hubo nadie…).

Me “atiende”, un doctor joven, me pregunta rápidamente qué me pasa… le cuento… me dice que probablemente sea alguna alergia o estrés, que me va a recetar cortisona o antihistamínico… le digo que no creo que sea alergia -por varias cosas que no se da el tiempo de preguntar-, y que no tomaré medicamentos, menos así de fuertes, sin al menos un diagnóstico seguro… ah ok… no puede hacer mucho más entonces, dice… no se sienta mientras me “atiende”, lo hace parado desde la cortina del box, y su “atención” dura un total de 5 minutos. No me pida que le muestra las ronchas que le estoy diciendo que tengo, ni tampoco me da licencia por el supuesto estrés que diagnostica… Le pido si me puede ordenar exámenes ya que tengo anemia crónica e hipotiroidismo, y quiero saber cómo están. Sí, ok, no hay problema, tengo que ir a sacármelos, que vaya directamente a laboratorio. Se va…

Llego a laboratorio… el doctor no adjuntó la orden, debo volver… vuelvo… hay un ambiente “chistoso” de mucho relajo dentro, en la zona de los box, muy distinto al de la sala de espera… me da la orden. Dice que puedo ir y sacármelos al tiro… En laboratorio me dicen que no se puede, que debo volver más temprano otro día, ok.

Voy otro día. Luego de casi dos horas de espera, logro sacarme los exámenes… me los entregaran en 20 días hábiles, y que tome hora al doc. Trato de avanzar en eso, pero me dicen que tengo que tomar la hora otro día, muy temprano el mismo día que quiero atenderme…

 

La carrera por el numerito

Hoy fui a buscar los famosos exámenes. A las 8:40 am y con estos en la mano, fui a tomar la hora. “No me quedan números para hoy. Se van temprano…”. “Entonces para mañana o cualquier día…” responde mi lógica… “No es que no se puede… sólo hay numeritos para el mismo día… y se acaban tempranito… toda esta gente se quedó sin horita y van a tener que volver”, me explica. Miro y está lleno de gente… “Lo siento, así es el sistema…”. ¿Por qué? Me pregunto… ¿por qué tan mal pensado y poco eficiente? ¿Por qué en una comuna o un país, donde existen zonas rurales, ciudades congestionadas, donde la gente tiene que ir a trabajar, a dejar a los niños al colegio, etc… por qué nos hacen la vida más difícil en vez de facilitarla?

No veo el afán de hacerle perder el tiempo a la gente, de tenernos compitiendo por los numeritos… ¡las horas deberían poderse tomar a cualquier hora y para cualquier día, se deberían además poder tomar por teléfono y hasta por internet, y se fuera llenando una agenda, como es normal! No estoy pidiendo ninguna comodidad incoherente, estoy pidiendo lo mínimo: un trato digno. Indigno es que la gente que vive en el campo deba madrugar y cruzar los dedos para que alcanzar a llegar en el primer bus de la mañana a competir por el numerito… indigno para los que tenemos hijos chicos y no tenemos con quién dejarlos a esas horas, indigno para nuestros hijos porque tendríamos que despertarlos y llevarlos con nosotros, exponiéndolos a enfermedades sin necesidad, indigno para los que trabajamos y debemos andar excusándonos una y otra vez, porque nos tramitan 100 veces, para los que tienen limitación de movimiento… indigno para todos. Es una burla disponer del tiempo de las personas, por el único afán de no cambiar un sistema abusador y obsoleto.

Así es que por favor, en vez de gastar plata en videos ridículos de trato digno, gástenla en comprar un bidón de agua y papel hihgiénico, y en cambiar su sistema, a ver si de una vez por todas nos dan, realmente, un trato digno.

 

María Ignacia Valdés