• 29 de Marzo

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Se aproxima la celebración del día del padre, momento que muchas familias toman como instancia para reunirse y disfrutar, mientras para otras puede ser un momento de extrañar a quienes faltan o están lejos. 

En ese escenario, la reflexión no sólo debe estar en torno a los momentos que elegimos en la vida para demostrar afecto y cariño, sino también a que el padre no necesariamente es quien nos ha dado la vida, sino que padres también pueden ser todos quienes cumplan dicha función, más allá de ser hombres o mujeres.

Desde la psicología, en particular tomando a la psicoanalista argentina Armina Aberatury (1974) y al pediatra psicoanalista Donald Winnicott (1971), podemos decir que el padre es quien cumple una función, no es quien posee un sexo particular. 

Es así como la función del padre es aquella que invita y abre al niño al mundo, separándolo del seno materno y llevándolo a explorar más allá. Además corresponde a la función de sanción de lo que no es permitido introduciendo la frustración en la vida y el sentido de participación social. Esto nos lleva a analizar que padre es todo aquel (hombre y/o mujer) que nos ha hecho una invitación y nos ha acompañado en el camino de ser parte de la sociedad y sus reglas. Es quien nos ha acompañado y abierto el camino para hacernos preguntas y nos ha fomentado la búsqueda del conocimiento más allá del ámbito familiar.

Frente a esta mirada, la celebración del día del padre nos invita a celebrar a todos aquellos que, siendo o no nuestros progenitores, nos han invitado a desarrollarnos en la sociedad y a crecer. Es por esto que el día del padre no es sólo para celebrar a los hombres progenitores, sino a todos, incluso madres, que día a día cumplen la función paterna.

 

Fernanda Orrego, psicóloga y académica Facultad de Psicología U. San Sebastián